JUEVES LITERARIO: ME OCURRIÓ ALGO EXTRAORDINARIO...
Hoy el Jueves Literario que suele convocar GUSTAVO, ha sido cedido al blog de MARU, quien nos anima a escribir bajo esta convocatoria (todo el listado de relatos en su blog):
"Todos tenemos nuestras vivencias, surgidas a consecuencias del sitio en que nacimos, de la familia de la cual provenimos, de nuestros sentimientos religiosos..., propios o heredados, o de la ausencia de ellos, pero... ¿hemos vivido algo que consideremos extraordinario? Alguna experiencia... ¿ especial, inolvidable?
Claro, que el hecho de que sea real o imaginario, es a elección de cada uno... Sorprendámonos."
No sé si será sorprendente, pero esta es mi historia:
SOLO TENÍA CINCO AÑOS
©Teresa Cameselle
Mi abuelo materno murió cuando yo tenía unos cinco años. Entonces aún existía la costumbre de velar a los difuntos en casa, no se habían puesto de moda los asépticos y modernos tanatorios actuales. Tengo varios recuerdos de aquellos días. Uno de mi abuelo muerto, vestido y tendido como si durmiera, sobre mi cama. Los mayores, por supuesto, no me dejaron entrar a verle, pero no contaban con la curiosidad infantil y con la ventana de mi dormitorio, que daba al patio, y desde la que pude verle sin que me impresionara lo más mínimo. Supongo que entonces la idea de la muerte era demasiado abstracta para mí. Confieso que sigue siéndolo.
No sé si me pillaron en el intento, o si fue debido a que no tenía cama donde dormir, la cuestión es que me enviaron a casa de unos parientes lejanos, a las afueras de Mugardos. Allí me divertí con total inconsciencia, en compañía de primos de mis primos, en su bonita casa de campo con jardín, e incluso me enseñaron a andar en bicicleta.
Y aquí viene mi segundo y extrañísimo recuerdo. Me veo a mí misma llegando sola a casa, de madrugada. Todos duermen, así que me acurrucó en el portal y me quedo dormida. Por la mañana mi madre me encuentra y arma un pequeño escándalo por la sorpresa.
Sé que tiene que ser un sueño. No tiene sentido que, con cinco años, hubiera podido escaparme de la casa en la que me cuidaban, y caminar sola unos dos kilómetros hasta la mía, probablemente por aquel entonces no sabría ni el camino a seguir. Sin embargo, como me ocurre a veces con algún sueño en concreto, éste tiene para mí tanta realidad como todo lo que envuelve a la muerte de mi abuelo, difuminado en la bruma de los recuerdos infantiles, donde es difícil distinguir entre realidad, sueño y fantasía.
Comentarios
Beso.
Graciñas, Teresiña. precioso cuento, contado de forma impecable, como siempre.
Un biquiño, dulce meiga...
Un abrazo
Quizás ese recuerdo mezclado con fantasía en el que tienes la impresión de volver de madrugada y sola hasta el portal de tu casa sea algo de tu subconsciente, que quedó allí para aflorar en tu despedida con tu abuelo y tu deseo reprimido de retornar a la casa de donde sentiste -de alguna forma- ser desplazada.
Nuestra mente discurre por laberínticos pasadizos, más aún en nuestros años de infancia.
Un abrazo.
Besos.
Un besito amiga
Estos recuerdos la verdad es que siempre sorprenden y nunca se llegan a tener claros si se han vivido o no.
Un abrazo juevero
En fin, algo extraño pasa en nuestras cabecitas que de forma consciente no somos capaces de entender pero que dormidos no entretienen lo suyo.
Un abrazo. Buen relato nos dejas para meditar.
Un abrazo.
A mi también me sucede que los recuerdos de muy pequeña a veces se me confunden entre lo real y lo soñado.
Un beso.
me gusta más la idea de que sí hiceras ese camino...
medio beso.
Muy interesante.
Un beso.