MATERIAL DE CONSTRUCCION




Ultimamente se me ha dado por pensar que escribir una novela es como levantar un muro.
Tienes los ladrillos, que son esas escenas pensadas y repensadas, las que te asaltan en el momento más inesperado e incluso en el más inoportuno, las que visualizas como si fueran parte de una película que sólo existe en tu mente; los ladrillos son lo importante de la historia, lo fundamental, lo que te hace reír o llorar, lo que hace que la novela avance.
Y después está la argamasa. Ahí reside el verdadero trabajo duro. Porque los ladrillos por sí solos no se aguantan en el aire. Tienes que unir ladrillo a ladrillo, darle consistencia; introducir una capa fina de mortero, bien amasado, y repasar cuidadosamente la zona para evitar su sobresalga, que falte, que se convierta en una chapuza, resumiendo. La argamasa son las escenas sueltas que no son imprescindibles para la historia, pero que unen y dan cohesión.
También la argamasa podrían ser los personajes secundarios, especialmente cuando hablamos de novela romántica, donde la acción se centra hasta un 90% en los dos protagonistas, la pareja cuyo amor es principio y fin de la historia, y el resto de personajes, amigos, familia, enemigos, etc., están ahí para arroparles, para facilitarles o complicarles las cosas, para ser receptores de sus pensamientos y sus dudas, para acompañarles al fin en las acciones y reacciones que dan vida a la novela.
A veces algún personaje secundario protagoniza también un ladrillo, a mí personalmente me suele ocurrir. La argamasa rebelándose y diciendo que ella también puede ser roja brillante. Entonces, creo, la historia se enriquece y el muro resulta mucho más lucido.
No sé si toda esta comparativa os sirve de algo u os suena a chino. A mí me está sirviendo para avanzar en mi novela interminable. Me he saltado todas las normas y costumbres. Ahora escribo ladrillos y luego introduzco la argamasa, con mucho cuidado, como los buenos albañiles. A ver si de una buena vez acabo la obra, que sino va a parecer la mítica del Escorial.


Comentarios

San ha dicho que…
Pues lo has explicado muy bien, y así debe ser, ir poco a poco uniendolo todo como en un puzzle, realmente dificil me parece terminar una historia comenzada con una sola palabra. Un arte que dominas Teresa.
Un Abrazo.
Ardilla Roja ha dicho que…
Lo has explicado muy bien, Teresa; pero no hay que olvidar que se ha de ser un buen maestro de obras. Cualquiera no puede levantar una casa sin que se caigan las paredes ;)

Un beso

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