COMIENZA EL HALLOBLOGWEEN (añado mi relato)

Y estoy terroríficamente contenta con la respuesta a la convocatoria.

Tenemos autoras profesionales, algunas de mis compañeras de la Asociación de Escritoras Románticas de España.

Tenemos escritores noveles-avanzados-experimentados, miembros del taller literario El Desván, comandados por nuestro profesor Ramón Alcaraz.

Y tenemos blogueros varios, que nos escriben desde los más distantes puntos del mapa, sus historias de truco o susto, castañas asadas, muertes horripilantes, fantasmas en la sopa, y gremlins invadiendo la blogoesfera.

Ahora ya sabes, halloblogwiner, a leer y comentar los relatos de los compañeros.

El mío está en la olla, con sesos de Frankestein, el guante de Freddy Krueger, y esquirlas de la motosierra de Jason, cocinándose a fuego lento, y está quedando un caldo espeso espeso y de un color... sanguinoliento.

Jejejejeje.

AQUI MI CUENTO GORE PARA UNA NOCHE DE VIENTO Y LLUVIA MUY APROPIADA EN ESTA TIERRA DE MEIGAS Y TRASNOS...

NO SAQUES A TU PERRO ESTA NOCHE

@Teresa Cameselle

Te lo digo en serio, tío, en mi barrio ya nadie pasea a su perro, y todo por el cuento del manco asesino.

Ya sé que en todos los barrios hay algún tío raro, de esos que dan miedo, no saludan, no tienen amigos ni familia, y nadie sabe a dónde va por las noches cuando sale con una bolsa negra en la mano. Este era el de mi calle y te juro que se llevaba la palma.

En el portal de enfrente vivía un chaval que tenía un Pit bull, tío, era un perro muy grande, negro, con cara de asesino. Cuentan que una noche se cruzaron con el vecino raro y el Pit bull comenzó a gruñirle. Parece que olía algo raro en la bolsa negra que el otro llevaba y le dio una dentellada. El tipo raro le largó una patada y entonces el animal se volvió loco. Le mordió la muñeca hasta hacerle sangre y después, mordisco a mordisco, le arrancó cada dedo, le trituró la palma, y ya iba subiendo hacia el codo cuando entre varios vecinos consiguieron quitárselo de encima. Mira, allí, en aquella esquina, aún se pueden ver las salpicaduras de sangre que dejó.

Pasó mucho tiempo y todos dijeron que el tío había muerto. Pero yo lo vi una noche, con la bolsa negra en la mano izquierda, y la manga de la mano derecha, vacía, metida en el bolsillo del pantalón. Tío, me imaginé ese muñón destrozado por los colmillos del Pit bull, chorreando sangre por toda la calle, y tuve que volver corriendo para casa, mirando todo el rato por encima de hombro por si me seguía.

Entonces empezaron las muertes. El primero fue un chico que paseaba al chihuahua de su madre. Apareció colgado de una farola, sin ojos, y con el perro degollado a sus pies. Semanas después una señora que había sacado a su pekinés. La encontraron ahogada en su propia sangre, y al perro descuartizado. Los dos murieron la primera noche de luna llena del mes, y hoy es ese día. El barrio entero está aterrorizado, tío. Ya nadie se atreve a pasear a sus mascotas. Y el que más miedo tiene es el dueño del Pit bull. Pero el manco no va a por él. Creo que lo está dejando para el final. O eso, o que no se atreve con esa mala bestia y por eso ha empezado con los perros más pequeños.

Así que no, tío, ni loco, no saques a tu caniche esta noche.