Relato: SENTENCIADO
SENTENCIADO
©Teresa Cameselle
Nunca fue a recoger la sentencia de divorcio. No necesitaba un documento que le confirmara que ella no volvería. Se lo decía cada mañana el zumo que sobraba en el exprimidor, la cafetera que no sabía más que hacer café para dos.
Al menos no tenéis hijos, decían los allegados bienintencionados. Es mucho peor cuando hay niños por medio. Como si el matrimonio fuera un tumor que te extirpan, suerte si no hay metástasis. Sí, gracias por tus palabras, ojalá te hubieras ahogado con ellas antes de que salieran de tu boca. ¿Y si yo prefería vivir con aquel cáncer en mi interior? ¿Y si me duele más el vacío que me deja que el daño que me causaba con su ponzoñosa presencia?
Después llega la segunda fase, la quimioterapia. Tratan de convencerte de que no es para tanto, de que qué suerte, tú, soltero otra vez, sin compromisos ni obligaciones, olvidando el pasado, ignorando el futuro. Eres de nuevo un adolescente sin más metas que divertirte y olvidar. En orden inverso, claro. Primero olvidar, sino cómo vas a divertirte. Olvidar tres, cinco, siete años de tu vida; los buenos, dulces momentos, las risas, los sueños. Sólo se permite recordar lo malo. Aquellas tres "d" que antes vivían contigo: desazón, desconcierto, desconfianza. Mejor estás ahora. Qué suerte, tú. Lo repiten hasta que acabas creyéndotelo. O creyendo que te lo crees.
Comentarios
Buen micro, Teresa.
Un beso
Me ha gustado esta forma de ver una separación.
Me ha gustado Teresa. Enhorabuena. Besos
Muy bueno, un saludiño.
Felicidades.
Un saludo.