Los jueves un relato: Historias alrededor de una taza de café.
EL CAFÉ DE PERLA
©Teresa Cameselle
-Aquí tienes tu cafecito, mi amor, caliente y sabroso, como a ti te gusta.
Edelmiro tomó la taza sin mirarla, más pendiente de los ojos chocolate de la estupenda mulata que se la servía. Quién le iba a decir a él, a sus años, con nietos casados, encontrar una mujer así que lo cuidase.
-Y téngame cuidado, no se me vaya a quemar como la otra vez, que es usted muy impaciente. Y si no puedes, aquí está tu Perla, para soplarte en la taza.
Impaciente. Ya le gustaría a él ser impaciente. Lo que daría por haberla conocido veinte años atrás, treinta quizá, claro que entonces aún vivía su difunta y menuda la que hubiera armado.
-Ay, mi amor, me da mucho coraje decirte esto, pero recuerda que me prometiste que hoy arreglábamos los papeles en el Banco, que ya sabes que las cosas por mi casa no van nada bien, mi mamá y mi papá están pasando apuros, y yo no vivo con el disgusto.
-Lo que tú digas, reina. Mientras yo viva, nadie de tu familia va a pasar apuros.
-Pero que buenote que eres, y que caballero, y que hombretón…
Hombretón. Sí, bueno, quizá lo había sido algún día. Pero era tan dulce escucharlo de sus labios regordetes, con aquel acento caribeño tan amoroso, dulce, dulce como su café.
Después supo que la puerta la había abierto su hijo mayor, el mismo que entró como una tromba, acompañado de dos policías, para arrancarle la taza de las manos y gritar que detuvieran a aquella “criminal”.
Su Perla negra, su mulata caída del cielo, ahora sólo sabía de ella por los noticiarios y los programas de sucesos. Que si ya había desplumado a varios viejos antes que a él, que si le echaba no sé qué sustancia al café para atontarlos, que si suerte que no había matado a ninguno…
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Comentarios
Pero soñó el viejo, soño la juventud el deseo y eso a veces hay que pagarlo, aunque no tanto.
Al rico cafééé, hay que ver los sabores distintos que despiden la mezclas múltiples.
Un aroma en el aire quedó entre el susto y la mulatita. Bsito, bico.
Muy bien escrito, Teresita. Como siempre.
Besos
La Perla resultó bisutería barata, pero fué hermoso para él mientras duró.
Un abrazo.
Un abrazotee
Besos.
cariños
¡Qué pena! con lo contento que estaba Edelmiro con su café y su perla negra ..jaja Algo tan frecuente en los tiempos que corren, sin que haya criminalidad por medio.
besitos
Saludos.
Me ha guatado.
Un beso Teresa
ESA MULATA, SE MIRE C0M0 SE MIRE,DEBERIA DE HABER SGUID0 DESPLUMAND0
ES0 SÍ
P0C0
A P0C0
AL VIEJECIT0 DE SEGUNDA JUVENTUDDDD
QUE LECHES¡¡¡
MEDI0 BES0.