Este jueves un relato: La manada
UN RUGIDO EN LA CIUDAD
©Teresa Cameselle
Emigraron a la ciudad cuando la vida en el campo se hizo insostenible. De hecho, aquella palabra había dejado de tener sentido, no se podía nombrar con un sustantivo que remitía a verde, húmedo, frondoso, lo que ahora sólo eran tierras secas y baldías, duros terrones de los que ya no brotaba nada comestible.
La vida en la ciudad tampoco fue fácil. Las calles eran campos minados de personas apuradas y vehículos rápidos y muy peligrosos. Pero al menos habían descubierto una fuente inagotable de alimento: los contenedores de los supermercados. Al caer la tarde, los empleados sacaban cajas con la fruta pasada, los embutidos rancios, el pan duro, y entonces la manada se daba un festín; olvidando sus costumbres de antiguo ya no guardaban para los duros inviernos.
El problema surgió cuando, debido a las quejas del vecindario, el supermercado dejó de surtirles al atardecer. No pudieron averiguar qué hacían ahora con la comida sobrante y comenzaron a pasar las jornadas sin que encontraran nada que llenase sus hambrientos cuerpecillos.
El empleado del supermercado que abría cada mañana las puertas apareció en primera plana de todos los noticiarios. Devorado por la marabunta en pleno centro de la ciudad, decían los morbosos titulares. En las fotos aún se apreciaban diminutas hormigas, negras como el hambre, recorriendo los recovecos de su cuerpo. Restos de la manada que había aguardado en vano durante toda la noche, la aparición de sus provisiones diarias.
Comentarios
¡Asì que fue La Marabunta!
Charlton Heston hace allì, un papel de mediomalo.
Un saludo,
Tèsalo
El principio busca el despiste a propósito.
Gracias por la visita. Un saludo.
Muuuy bueno, relato que sorprende, de terror inteligente. Veo que a Tèsalo también le ha sugerido esa peli. Charlton Hestos allí besa como sabía a una Eleanor Parker volcánica, beso de fuego que aún dura, más que las hormiguitas rojas. Bico, audaz y creativa escritora.
Enhorabuena me ha encantado!
:-*
DOLORS
Bicos, Natalia.
Es muy típico, casi tópico, en el microrrelato buscar la confusión del lector y sorprenderlo al final. Hacía tiempo que no lo practicaba, y para este jueves literario me apeteció volver a hacerlo.
Un beso.
Intenso relato.
Saludos.
Es la primera vez que visito tu blog y me encuentro con un precioso relato, inquietante y con final sorpresivo.
Al igual que Susurros, yo pense en la emigración obligada y en la falta de oportunidades en la gran ciudad. Cuando surgen las hormigas, al igual que algunos de tus comentaristas, inmediatamente me vino la dichosa película a la mente y no sé porqué, también me vino la organización tan sensacional de estas hormigas cruzando rios encaramadas a hojas arrancadas por ellas mismas.
Un abrazo.
Pepe.
Y tu dirás lo que quieras, pero no fueron hormigas, los conozco, los veo cada noche cuando paseo con mi perro.
César, todo es interpretable y opinable, una vez que ofreces tus relatos a los lectores ya no son tuyos y lo que menos importa es la intención del escritor, sino el impacto que le produce al que lo recibe. (Y sí, yo también los veo, y ahí está el germen del relato).
Besos a repartir.
SIG0 C0N LA LECTURA...
A HABERME CENTRAD0 EN ESE PRIMER PARRAF0, ME HAS DEJAD0 AT0NIT0, ME HAS DEJAD0...SABES, TERESA, ESTA F0RMA DE HACER RELAT0S, CRE0...N0, AFIRM0...ES MI PREFERIDA...UNA PRESENTACI0N Y PARA E FINAL, UN FINAL BREVE E INESPERAD0...
¡¡¡TE HAS GANAD0 EL VIAJE!!!
PAG0 Y0...
MEDI0 BES0.
tu relato por supuesto se encuadra en el primero,principalmente por el giro del final.Estupendo
cariñitos
Besos a repartir.
Besos.