EL TEMA EN LA NOVELA ROMÁNTICA
El pasado mes de abril se celebró en Málaga
el I HeartCon, evento literario enfocado a la novela romántica, con una
organización diferente al resto de eventos similares, con oferta especializada,
en forma de talleres, para las autoras presentes.
En uno de estos talleres a los que asistí,
sobre guión de serie y televisión, el ponente nos dirigió una pregunta muy
concreta: ¿Cuál es el tema de nuestras novelas?
El amor, le dije. El tema de una novela
romántica siempre tiene que ser el amor.
Esto, que parece muy obvio, puede ser y fue
discutido. Así que voy a dedicar esta entrada a aclarar la cuestión.
En su obra “Cómo escribir una novela
histórica”, María Antonia de Miquel hace estas aclaraciones sobre el tema en
una novela:
“El tema es una cosa y el argumento otra
(…). “El gran Gatsby (1925) gira en torno a la turbulenta vida de su
protagonista, un joven multimillonario con un pasado oscuro, el tema sería una
idea abstracta como “la corrupción del sueño americano”. Naturalmente,
cualquier novela mínimamente compleja trata más de un asunto, y en ellas se
pueden encontrar varios subtemas. Pero el tema es lo que le da a tu novela un
foco, un centro…”
Aclarada la diferencia entre tema y
argumento, algo que todos deberíamos tener en mente a la hora de pensar nuestra
novela, voy a remitirme, como siempre, a las aclaraciones de la Asociación americana
de escritores de romance (RWA), en cuanto a qué es lo que llamamos “novela
romántica” o “romance”:
“La parte
principal se centra alrededor de individuos que se enamoran y que luchan para
que su relación funcione. Un escritor puede incluir tantas subtramas como
desee, siempre y cuando la historia de amor sea el foco principal de la
novela.”
Ahí vemos la
coincidencia entre lo que nos dice María Antonia de Miquel, y lo que dice la
RWA, “el foco principal” tiene que ser “la historia de amor”.
Así de simple y
así de complejo.
En la literatura
romántica puedes encontrar una trama de suspense, o sucesos paranormales, o
viajes en el tiempo, o simplemente una historia de chica conoce chico. A lo
largo de los años se han tocado todos los argumentos posibles, pero le
llamaremos romántica si el “foco principal” es la historia de amor y si, como
aclara también la RWA, esa historia tiene un “final emocionalmente
satisfactorio y optimista”.
Si lees, por
ejemplo, una novela de suspense, que incluye una historia de amor, pero que su
tema es claramente “la maldad latente en la sociedad”, no estás leyendo
romántica.
“Anna Karenina”
contiene una feroz crítica de la hipocresía y la falta de moralidad de la
aristocracia rusa de la época, así como contrapone este modo de vida artificial
con la vida sencilla del campo. No es una novela romántica. El amor no es el
foco central de la historia, y no tiene un final satisfactorio y optimista para
su protagonista.
Volvemos a la
cita de la guía de María Antonia de Miquel, y recordamos que también puede y
debe haber subtemas. Puede ser el crecimiento personal de los personajes, el
reflejo/crítica de una época histórica, o la lucha para conseguir un sueño.
Imaginemos un
gran escenario de un espectáculo de Las Vegas, lleno de coristas y músicos,
todos iluminados por un gran despliegue de luces. Ahora imaginemos que sale a
ese escenario la gran estrella invitada de la noche. El foco principal la
ilumina desde el cielo para que todas las miradas confluyan en ella, mientras
que el resto la rodean, la acompañan, tienen su momento de gloria, pero no son
la estrella de la noche. Eso es lo que tiene que ocurrir en tu novela
romántica. ¿Qué ilumina el foco más grande del escenario?: la historia de amor.
Resumen/consejo
para autoras: recordad la diferencia entre tema (foco central de la historia) y
argumento (desarrollo de la trama), a la hora de pensar vuestra novela y
etiquetarla. Es imprescindible si tu intención es enviarla a una editorial,
para escoger bien a qué sello la envías, y también para no confundir al lector
en cuanto a sus expectativas.
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