Relato: LA CHICA DE LA MANZANA
LA CHICA DE LA MANZANA
©Teresa Cameselle
La veo a diario, a través de las
ventanas de mi bar. Bueno, no es mi bar, es el lugar donde trabajo. Muchas
horas y poco sueldo. Pero no era eso de lo que estaba hablando, sino de la
chica de la manzana.
Sube por la calle a mediodía, el
paso acelerado, cuando cruza ante la puerta mete la mano en su gran bolso,
rebuscando. En la primera ventana la veo sacar la mano, en la segunda, como un
prestidigitador, muestra la manzana roja sobre su palma, reluciente como recién
sacada del cuento de Blancanieves. En la tercera, última ventana, la veo darle
un pequeño bocado y cerrar los ojos, saboreándola.
No sé por qué lo hace. Podría ser
una dieta, o una cuestión de salud, o simplemente que adora las manzanas. Para
mí es un ritual. Me alegra la vista. Me relaja. Me obliga a soñar.
Algún día, supongo, se le olvidará
la manzana. Y quizá, sólo quizá, se le ocurra entrar en mi bar a pedirme una.
Y aquí estoy yo esperando.
Mientras tanto, el frutero de la
esquina me trata ya como a su cliente favorito.
Comentarios
Bss.
=)
Un abrazo, Teresa.