"UN BUEN CHICO" DE JAVIER GUTIÉRREZ
En anterior entrada titulada “De autores modernos, metaliteratura y estrellas inmerecidas”, reflexionaba sobre la crítica que en
la revista Qué Leer, Antonio G. Iturbe hacía de la novela “Un buen chico” de
Javier Gutiérrez.
Cuál no sería mi sorpresa cuando me encuentro un
comentario del citado autor aquí en el blog, en el cual, de la mejor de las
maneras, nos animaba, a mí y a los otros comentaristas, a leer su novela y
opinar después.
Pues bien, tal y como me comprometí entonces, ya he
leído “Un buen chico”, y aunque insisto en que mis comentarios eran una
reflexión general sobre el estado de la literatura, en este caso y sin que
sirva de precedente, don Javier Gutiérrez, me quito el sombrero ante usted y su
magnífico relato, y me desdigo por completo de mis anteriores afirmaciones.
De “Un buen chico” me ha gustado todo, desde lo
“técnicamente perfecta”, que apuntaba Iturbe, hasta su uso de la segunda
persona. Desde las referencias a discos y autores que me son por completo
desconocidos, hasta el realismo urbano, y ese mundo sucio de sexo, drogas y rock&roll,
que de entrada me hacía la lectura muy poco apetecible. Incluso le absuelvo por
la falta de guiones de diálogo. Ahí volvemos a la técnica perfecta, que
consigue hacerlos innecesarios.
Sobre la trama prefiero no profundizar, el autor ya
ha mostrado su rechazo ante las críticas que destripan el argumento. Sí decir
que tengo una ventaja sobre Antonio G. Iturbe, que decía que su problema es que
esta novela no le interesaba porque ya había leído otras parecidas. Yo no.
Desde la mítica “Historias del Kronen” y todas las que le han seguido después,
siempre he huido de este tipo de literatura, ya he dicho antes que me resultan
poco apetecibles. La ventaja de “Un buen chico”, lo que me enganchó a su
lectura desde el principio, es que es una novela de secretos, de oscuros
secretos del pasado, que repercuten en el presente, y eso sí me gusta, me gusta
muchísimo.
Hace una referencia a Stephen King en algún momento
de la historia, por lo que me permito relacionarlos. “Un buen chico” comienza con
una escena trivial, el protagonista se cruza en la calle con una chica a la que
no ha visto en años, y decide seguirla para saludarla. Los lectores de Stephen
King conocen lo muy triviales que pueden resultar sus inicios, y como de
repente, en un mundo de casas blancas y jardines bien recortados, de familias
perfectas con dos niños y perro, se desatan todos los demonios del infierno.
Pues eso es o que ocurre en este relato de Javier Gutiérrez. Un infierno. Secretos
largo tiempo guardados bajo la alfombra que cobran vida propia y vuelven para
atormentar al protagonista, narrador en segunda persona de su triste odisea.
Le he llamado relato un par de veces y no es
gratuito. Para mí “Un buen chico” es un relato, largo, más que una novela.
Empezando por su extensión, sólo 139 páginas que se agradecen entre novelones
de 500 a 800 que parece que se venden al peso; y siguiendo por la forma de
narrarlo, con el único punto de vista de su protagonista, que alterna entre
presente y pasado, con una gran economía de personajes y escenarios. Eso, para
mí, es un relato más que una novela.
Y, por último, y como ya he dicho antes, porque no
tengo referentes de novelas similares para compararlo, decir que a lo que más
me ha recordado, por la forma en que transcurre la trama, es a “Cinco horas con
Mario” del maestro Delibes. Es una novela muy conocida, pero quería refrescar
la memoria y recordar cómo esta mujer, la protagonista, que pasa la noche a
solas velando a su esposo muerto, va recordado lo que ha sido su vida de casada,
con saltos adelante y atrás en el tiempo, añadiendo detalles a lo que en
principio son simples anécdotas, hasta terminar confesando secretos que se ha
guardado mucho tiempo y que la ahogan con los remordimientos ante el inesperado
fallecimiento de su marido.
Exactamente así funciona “Un buen chico” de Javier
Gutiérrez. Te va contando el pasado a pocos, como si te mostrara un helado en
el primer capítulo, te dejara saborearlo en el segundo, y así hasta el final,
donde lo devoras. Pero ya advierto que no deja buen sabor de boca,
precisamente. No porque sea una mala novela, creo que ya he dejado claro que me
ha encantado, pero es que la historia que cuenta no es precisamente agradable
de leer.
Resumiendo esta larguísima crítica-opinión, diría
que “Un buen chico” contiene una historia terrible, que provoca desazón, que la
técnica es tan moderna como se dijo al principio, pero funciona a la
perfección, como la maquinaria de un buen reloj, y sobre todo, lo más
importante, es que es buena literatura, que después de leerla no sientes que
has perdido el tiempo, como suele ocurrir con los grandes best-sellers de los
últimos años.
Enhorabuena al autor, y mucho éxito para “Un buen
chico”, el que se merece.
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