JUEVES LITERARIO: ÉRASE UNA VEZ
NO FUE EL GUISANTE
©Teresa Cameselle
Al día siguiente la princesa se levantó a mediodía, profundas ojeras oscurecían su rostro, y la reina madre no pudo dejar de observar que se retorcía como si le doliera todo el cuerpo. Convencida del éxito de su artimaña, le preguntó si había pasado mala noche, y cuando la princesa asintió, se felicitó por su idea. Si un simple guisante colocado bajo veinte colchones de plumas le había impedido dormir, no quedaba duda de la pureza de su sangre azul.
Complacida, la reina madre se volvió a mirar a su hijo, haciéndole un gesto de asentimiento. Al fin habían encontrado a la pareja perfecta.
Él también estaba complacido. Se terminó su taza de café, mirando de reojo a su princesa. Tremenda noche habían pasado. No dejaron garito de la capital del reino sin recorrer ni botella de champán sin descorchar. El amanecer los había descubierto bailando enmedio del bosque, después de retozar sobre la hierba húmeda de rocío. Menuda era su princesa.
Al otro lado de la mesa, algo más despierta, ella le dedicó una mirada ladina, mientras lamía con la punta de la lengua la mermelada de su tostada.
El guisante. Tenía que contarle la trampa de su madre con el guisante. No podía dejar ningún cabo suelto. Esta era la princesa con la que siempre había soñado. Nada que ver con cuentos de hadas.
Comentarios
Fíjate que cuando era niña siempre me pregunté como era posible notar un guisante debajo de veinte colchones de plumas. Incluso una vez (debía tener cuatro o cinco años) puse una pinza de la ropa debajo del mío, claro está que no me enteré, pero pensé que era por tener la sangre roja en vez de azul. Hasta creí que yo no encontraría jamás a mi príncipe azul, menos mal que con el tiempo apareció, aunque fuera un príncipe rojo, jajaja.
Hacía tiempo que no me acordaba de eso y me ha encantado hacerlo.
Por cierto, ahora entiendo mucho mejor la cara de cansancio de la princesa, ¡que engañada me tenían de pequeña!.
Un beso
Mar
Buena interpretación del cuento.
Un abrazo
Y es que como dices y escribes magistralmente, todo cuento tiene su versión adulta.
Besito pillín, bico.
Decía Sabina "las niñas ya no quieen ser princesas..."
Muchas gracias por llegar a tiempo Teresa. Un abrazo
medio beso.
Y la reina madre tan contenta...
Un beso
Besos.
Ya no esta el reino para princesitas remilgonas...Hace mucho que las mujeres sabemos que los principes destiñen y más si en el kit, llevan incorporado el deseo de sus madres.
Me a gustado tu cuento, gracias por hacerme reir .
Un beso alegre.
Un giro inesperado y muy original Teresa. Felicidades.
Un beso.
Cuando de amor se trata, lo mejor es huir de protocolos y tradiciones.
Un abrazo.