DEL MAYO FRANCES AL MAYO ESPAÑOL: 43 PRIMAVERAS
Nací el 7 de mayo de 1968, así que literalmente, el mayo francés me pilló en pañales. Leer historias sobre lo que fue y lo que significó en su momento, siempre me ha provocado una extraña sensación de nostalgia, la idea de que ya no quedaba nada por qué protestar, de que nuestra vida ha sido fácil con la estabilización de la democracia y la mejoría de la economía de principios de siglo que nos hizo llegar a creer que todos éramos ricos, que cualquier trabajador podía tener su piso, su coche, sus buenas vacaciones, y que ya nunca volverían los tiempos del hambre.
Pues han vuelto, por desgracia. Los índices de paro son aterradores, la gente pierde sus casas por no poder pagar esas hipotecas que casi te regalaban con las cajas de cereales, los licenciados no encuentran el trabajo para el que fueron formados, o simplemente no encuentran trabajo, y esa clase media que nació y creció en las últimas décadas y que nos hacía sentir que verdaderamente éramos europeos y que nada teníamos que envidiar a nuestros vecinos, amenaza con desaparecer y llevar de vuelta al país a un estado medieval con ricos muy ricos y pobres cada vez más pobres.
Y entonces llegaron ellos. Despacio, sin cobertura de los medios, sin que a nadie les importase lo que hacían aquellos cuatro locos que un día decidieron "quedar" en la Puerta del Sol de Madrid, en el kilómetro 0, el epicentro de un país escindido que un día se llamó España. Y poco a poco llegaron más, y más, ayer eran 19.000, hoy ni se sabe. Y ya no es Madrid, son todas las capitales, todas las ciudades de España, y docenas más en todo el mundo.
La pancarta de más arriba lo resume muy bien. El que no tiene nada, nada tiene que perder.
Sin embargo ellos tienen mucho. Tiene voz y voto. Tienen ideas y saben expresarlas. No son esos jóvenes ni-ni que tanto se han denostado. Tampoco hacen botellón, el alcohol no está permitido. No están de fiesta ni con ganas de broma. Están luchando por su futuro. Por nuestro futuro.
Y yo vuelvo a sumergirme en la nostalgia. Por no estar sentada en una plaza manifestándome. Por no tener 18 años y el mundo por delante.
Pero también siento orgullo, y me emociono, y los veo y los admiro, y les envío todos mis mejores deseos, mis ánimos y mi gratitud por hacer lo que hacen. Y por hacerlo tan bien.
Sí hay futuro, ellos lo están demostrando.
Comentarios
Un beso Teresa.
Un beso
Los del 15M ,los veo más pacificos y yo tambien los envidio , porque estan con las ideas claras y al fin parece que los jovenes se van a ¨mojar ¨.
Espero que siguan con las ideas tan claras y no se dejen corromper por los politicos .
Besos desde Málaga.