LA HISTORIA ¿INTERMINABLE?
Y ahora que "No todo fue mentira" está prácticamente en capilla, he retomado la lectura de mi particular "historia interminable", para refrescar las ideas y tratar de avanzar definitivamente hacia su final.
En la última escena escrita, hace ya varios meses, dejé sentados a una mesa en cierto tugurio de Bankara, disfrutando de las bailarinas y del licor, a Mateo Galván y sus dos hijos, Alejandro y Jaime, además de a un cuarto invitado con el que este último va a tener más que palabras: Damián Lizandra.
¿Se le puede querer tanto a tus propios personajes que releer sus diálogos te sirva para alegrarte la tarde?
O eso, o lo mío es más grave de lo que parece.
P.D.: A quien no conozca los nombres de mis personajes, le importa bien poco. A los que sí les conocen y les interesa saber de sus vidas, acabo de lanzarles un spoiler de escándalo.
Comentarios
Te felicito por lo que sientes y comparto, te felicito por lo que adivino.
Bico.
Un beso y a disfrutarlos
Cuando se concluye una novela, se deja una parte de uno mismo, y apena desprenderte de aquellos con los que has convivido un tiempo.
Los ves tan reales que cuesta decirles adiós.
¿Lo bueno? Abres las tapas y los reencuentras.
Me alegra que tu novela esté en capilla.
Un abrazo.
Un abrazo, ya pronto podremos disfrutarlos nosotros tambien.
Un beso.