JUEVES LITERARIO: HISTORIAS DE ASCENSOR
ASCENSOR PRIVADO
©Teresa Cameselle
Ascensor directo al séptimo piso, o el séptimo cielo de la empresa, para el caso. Que nadie entre ni salga, que nadie interrumpa mi sueño. He trabajado duro, he mentido, estafado, falseado; y hubiera matado de ser preciso. Y, como recompensa, hoy recibo la llamada del director general. Y subo al séptimo piso, el séptimo, en el que sólo los altos ejecutivos posan sus elegantes zapatos italianos, en el que todos llevan trajes a medida y corbatas de seda. Y yo voy a ser uno de ellos. Ya llego. Ya estoy aquí.
El director general me recibe, casi afectuoso, me habla de mi trayectoria en la empresa, de la mejoría de mis resultados en los últimos meses, de su sorpresa y satisfacción y luego, sin duda para anunciar en el entorno perfecto mi ansiado ascenso, me invita a entrar en su ascensor privado. Subimos juntos al ático, ese lugar de leyendas. Dicen que tiene un campo de golf. Dicen que tiene un gimnasio. Dicen muchas cosas, pero nadie ha estado allí nunca, o no lo ha contado.
Me sorprende el calor y la humedad al abrirse las puertas automáticas. Un grueso cristal, como de pecera, nos separa de un denso jardín tropical. Las plantas, inmensas, de un intenso verde esmeralda, parecen mirarnos sorprendidas. Sus flores enormes vuelven hacia nosotros sus órganos reproductores, libidinosas, como aguardando una caricia.
El director entreabre la puerta y me invita a entrar. Lo hago con cierto reparo al notar el ambiente cargado, asfixiante. La puerta se cierra a mis espaldas y no hay nadie dentro conmigo. Me vuelvo hacia el cristal, busco una explicación, todo mi cuerpo se encoge ante la duda, el recelo.
-No todo está permitido en mi empresa, García –dice el director, la voz amortiguada por el grueso vidrio, mientras saca un puro del bolsillo interior de su chaqueta-. Debería estar muy enfadado con usted, pero al final tendré que agradecerle el favor que me hace –a mis espaldas las plantas se mueven, siento que se acercan, que tratan de envolverme. El director enciende el cigarro con una sonrisa satisfecha-. Hace tiempo que mi jardín no recibe carne fresca.
Comentarios
Muy bueno.
Felicitaciones.
Un abrazo.
Me ha gustado seguirlo renglón por renglón casi piso por piso.
Un abrazo
Me ha gustado mucho, además está muy bien escrito.
Y se queda ahí, con la intriga... jaja
Un besazo!
Un besito, amiga-
Cada piso de ascenso es unos de descenso, según como se mire.
Aplauso caluroso desde los 5-0º de Andorra. Nooos vemos, te digo, bico.
Besos casi navideños a repartir.
Un beso
Estupendo.
Saludos.
Besito mazapanero!
Un beso
El ascensor de su vida creo que llevó un ritmo poco adecuado.
Magnífica historia.
Un abrazo.
¿oye, a que sabría la carne de garcía?
un beso, teresa.
Me ha gustado mucho has mantenido la tensión desde el principio al inesperado final. Un beso
El final todo un derroche de pensamiento en el ¿qué sucederá?
Un beso,