Relato: A SANGRE Y FUEGO
Un retazo nada más, apenas unos segundos suspendidos en el tiempo, de una historia de horror y gloria, épica y hermosa, que aguarda a un gran escritor que se decida a convertirla en la gran historia que se merece. Lanzo desde aquí, con este mi breve y humilde relato, un reto a quien se decida a hacerlo.
Castillo de Lemos. Monforte de Lemos. Lugo.
A SANGRE Y FUEGO
©Teresa Cameselle
De sus manos abiertas, grandes, rudas, aún goteaba sangre. No importaba si era suya. Pronto su cuerpo sería alimento de carroñeros, sus despojos fertilizando la tierra, aquella tierra amada por la que lo había dado todo. Bajó la cabeza; no derrotado, sólo para ver el barro en el que se hundían sus pies descalzos, lamentando las cosechas echadas a perder, el humo acre de los hogares en llamas que dolían más que su nariz rota.
En la fortaleza, resguardados tras sus muros inexpugnables, los señores decidían su destino. Seguro de que ni él ni ninguno de cuantos le habían seguido vivirían para ver la luz de un nuevo día; maldijo la estirpe de aquellos que gobernaban sus vidas, como dioses omnipotentes.
–Deberíais exterminarlos a todos –dijo el mariscal Pardo de Cela mientras observaba los restos de la batalla desde la torre–. Dadles un escarmiento que recuerden los hijos de sus hijos.
–Y entonces, ¿quién reconstruirá mis fortalezas? ¿Quién labrará y cosechará mis tierras? ¿Quién engendrará nuevos siervos para mis dominios?
Seguro de su triunfo, el conde de Lemos volvió la espalda a la odiosa estampa de la masacre. Sus propios campesinos, Señor, ¡quién lo hubiera pensado!
La buena nueva corrió rauda entre los siervos, que agradecieron a la divina Providencia la magnanimidad del conde. No habría más muertes, se acaban las represalias contra los insurrectos. La condena a reconstruir la fortaleza del señor fue aceptada como justa por todos. Todos menos uno. Uno que hubiera preferido mil veces haber acertado en sus fúnebres presagios que hundir una vez más su testa orgullosa ante los que eran llamados nobles sólo por haber nacido en alta cuna. Por sus dedos seguía corriendo la sangre que caía a la tierra, donde se mezclaba con la ceniza de la aldea incendiada.
N. de la A.: Las Revueltas Irmandiñas, levantamiento de los campesinos gallegos contra sus señores feudales, se sucedieron en Galicia en el siglo XV. En tierras de Lemos, el conde indultó a los insurrectos a los que castigó a levantar piedra por piedra todo lo que habían derruido en la batalla.
Comentarios
Besos desde Málaga.
Un beso
Un beso
En Monforte ocurrió una historia que nos evocas con fuerza, con intensidad, con ganas de sacar a flote aquello que jamás debemos olvidar. Pazos de señores, castillos encumbrados, duró mucho ese abuso, allí, y en otras partes continua.
Este registro te va Teresiña, sigue, sigue, te aplaudo.
Nos vemos? Envio email. Bicos.
Feudalismos, pazos, miseria en la hermosa tierra de Galiza, en tantas otras lo mismo.
Te va el registro Teresiña, te vaaa. Corto y directo, otra de tus virtudes. Nos vemooos, te envio email. Bicos.
Un abrazo.