SABADO LITERARIO. 2X1 EN RELATOS Y LISTADO DE PARTICIPANTES.
Buff, he sudado para conseguirlo, pero aquí está por fin, un autobús de dos pisos, que me parece a mí que nos va a hacer falta.
Vale, se permite comer (siempre que no se pringue al de al lado); se permite beber (siempre que se invite al de al lado); se permite flirtear (incluso con la conductora, que es veterana, 14 años de carnet, y puede conducir con un ojo cerrado, poniéndose rimmel en el otro, y soplando besos a la concurrencia, todo esto sin que se le deshaga el moño, que por otra parte, no lleva); se permiten animales (eso ya lo había dicho en la entrada anterior); y, en fin, por permitir se permite hasta fumar, SI, OH DIOS MIO, ya que el humo, por suerte, no nos llegará a los que queremos a nuestros pulmones mas que a nuestros vicios.
Empiezo regalando para vuestro deleite un relato de mi amigo Fernando, al que muchos ya conocéis aunque no sea bloguero (sí, Ardilla, es "ese" Fernando, er andalú). Ya me lo agradeceréis debidamente.
"LA MECEDORA
©Fernando
–Observo con cierto asombro tus coqueteos con ese confortable sillón azul. Incluso te sientas en él para leer tus libros. Ah, y apenas me visitas ya.
–Es cierto Aba, a veces la pereza me retiene apretujado contra estos mullidos cojines. Pero, ¡quita!, ¿no estarás celosa?
–Sabes bien que no puedo estarlo y que esa no sería la razón de mi reproche. Te diré algo, esa indiferencia hacia mí la considero una falta de respeto a la memoria de tus antepasados.
Me incorporé levemente separándome de mi mecedora Aba, al tiempo que algunas imágenes en forma de confusos recuerdos desfilaban ante mí.
En uno de ellos, a través de unos espacios de tenue luz, aparece mi abuela en el amplio recibidor de mi casa paterna, sentada en su mecedora, delante del gran ventanal que daba al patio. Su porte de anciana elegante ejercía un efecto enriquecedor sobre Aba, que agradecía su íntima compañía ofreciéndole mecidas suaves y cadenciosas. Yo admiraba su hermoso estilo y me gustaba acercarme a ella hasta sentir su olor a caoba vieja y a mimbre seco.
Aba llegó a mi casa a la muerte de mis padres. Ahora me hacía despertar de mis recuerdos con una caricia de sus desgastados brazos. "
A CONTINUACION, LISTADO DE BLOGUEROS QUE YA SE HAN SUBIDO AL BUS.
Más abajo, relato de la conductora (sí, vale, le sobran unos pocos caracteres, pero es que si lo sigo recortando me va a dar un telele).
Y aquí, mi relato:
LA COMODA
©Teresa Cameselle
Acaricia la madera buscando la antigua cicatriz, suspira y rememora aquello imposible de olvidar. Su afán por dejar su huella en la cómoda de la abuela, esa que su madre venera, provocando unos celos no por inesperados menos rencorosos. El castigo ya lo ha olvidado. La lágrima en la mejilla de mamá, la lleva clavada en el alma.
El dormitorio está vacío, sólo queda la cómoda, su cajón de los tesoros. Fotos desvaídas, alhajas en un joyero de plata envejecida, papeles, botones, útiles de costura. Y una caja de lata que contiene una vida. Un mechón de pelo con un lazo rosa; una pulsera de hospital; una fotografía oscura en la que se supone un bebé nonato; y un saquito de perlas marinas, diminutos dientes de leche guardados con amoroso cuidado. También hay una postal con la misma caligrafía temblorosa que marcó para siempre la cómoda, una dedicatoria, en el día de la madre, de Lucía, para aquella que la quería aún antes de nacer, que la ha querido hasta el día de su muerte.
La dichosa cómoda, dice su marido desde la puerta. Ahora puedes hacer lo que te apetezca. Fuera remordimientos.
No entiende nada, piensa Lucía. La cómoda se la lleva a casa, a su dormitorio, donde la acompañará ya para siempre. Donde guardará los tesoros de sus vidas por nacer.
Comentarios
Hermoso aporte para este sábado especial.
Aprovecho para dejarte mi confirmación de participación en este bus, si estoy a tiempo. Dada la diferencia horaria, aquí todavía es viernes!
Un abrazo!
Felicidades, Fernando, un diálogo ágil, que atrapa; un ritmo de más a menos, según nos acercamos a la mecedora y una agradable coincidencia que compartimos en la idea: mecedora (curiosamente somos varios los que acudimos a este vaivén en nuestros relatos), recuerdos y abuela. Suerte en el certamen.
Saludos
Teresa, paisana, conductora: La Cómoda
Cuánto cuesta desprenderse de los recuerdos, amiga, se agarran a los sentidos y entran hasta las entrañas; de allí ya no hay quien los quite, aunque a algunos nos cueste comprenderlo. Suerte en el certamen.
Bikiños, dobles, la comodidad del asiento que me reservaste bien se lo merece.
Internet es un pañuelo ;)
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Teresa, esa cómoda me ha hecho pensar en el arca donde mi bisabuela tenía su ajuar.Después fue de mi abuela y en ella guardaba también de todo0 hasta el traje de novia de mi madre con el que yo me disfrazaba y jugaba a ser mayor.
Al morir mi abuela, la custodia de esa joya ha pasado a mi madre. No me deja escarbar en ella y mira que me gusta. Es como un gran cofre de tesoros.
Me ha encantado leerte.
Besos a los dos.
Tu relato me ha emocionado. Hurgando un poco en los recuerdos es conmovedor comprobar, como de alguna forma, seguimos unidos a nuestras personas queridas. Para siempre.
Teresa.
Hemos coincidido en el mueble. La cómoda. Un pozo sin fondo de bonitos recuerdos.
El relato me ha parecido sencillamente perfecto.
Un abrazo para ti y otro para Fernando.
Maat
P.D. Gracias por tu tiempo.
Muuuy evocador relato, la vida, las vidas en un mueble, bsito, natalí
Gracias por conducirnos con tanto lujo, yo fumaré, ponme detrás, pero antes tienes que ponerme en la lista de relatos ¿valen?
Aba la mecedora parlante, felicitaciones Fernando.
Y de paso, aclaro que mi relato no es ficción, si bien está algo adornado.
ramos de cariñitos
Entrañable relato.
Delgas, sé que para tí soy insignificante, pero junto a esas dos damas también coincidí y es más, me reté a muerte, con mis primeros devaneos con la literatura compitiendo en sanguinolentas lides.
Tu relato es bonito, te conozco y te imagino leyendo los libros de Escipión, Cameselle o Moreno en tu butaca azul y mirando de reojo la mecedora.
Salud hermano.
La cómoda... conociste la de mi abuela?.... parece que la hubieses descripto.... bueno es que los recuerdos se materializan en esas pequeñas cosas para todos.
Hermoso.
un abrazo.
Te has olvidado de mi, buaaaa, me lloro.
¿No vas a recogerme con tu bus?
Tu relato, emotivo y muy visual, como todo lo que escribes...me encantó y me gustó mucho la imagen del despiadado marido desde la puerta mortificando a la pobre mujer una vez más...
Besos y la TDT no va muy bien en la zona VIP.
Aba, mecedora, Aba, conciencia.
Como olvidar la imagen de su abuela, entronada en aquellos balanceos tan reconfortantes, ahora sería él, el que generaría nuevas emociones en aquel mueble de caoba y mimbre.
Tierno recuerdo y justa reflexión.
Hola Teresa,
Conmovedora situación y firme decisión, la de que le acompañe aquel pedazo de vida y lo recupere como si de una cicatriz en su propia piel se tratara.
Más vida para esa caja de lata.
Besos
Divertida historia la que te montas con tu mecedora.Me ha gustado mucho y atrapado hasta el final.
TERESA:
Me ha parecido una historia muy entrañable y nostálgica la de tu cómoda. ¡Cuántos afectos son capaces de albergar nuestros muebles! ¿verdad?
Paso a saludarte y a decirte que ya te envié un correo con mi participación. GRACIAS.
UN ABRAZO
Ahora que ya hemos comido y tomado café, seguimos viaje.
Un magnífico relato.Muy entrañable y conmovedor.He disfrutado mucho cuando lo he leído.
Un saludo.
Teresa:
Un mueble que me trae muchos recuerdos, pues la cómoda era el sitio de guardar todas sus cosas mi abuela.
Me ha gustado mucho el relato.
Que gran condensación de palabras. No sobra ni una.
Felicidades por el relato y por la conducción.
Saludos
Mar Solano, me alegro que te haya gustado. ¿No escribes?
Mago, ¿y quien es Moreno?
GraciaS Cas, debe ser interesante verte conmovida :-)
Balamgo, igual que Mar S., si te ha gustado, yo me alegro mucho.
Literariamente, la historia, está en tu estilo; maravilloso.
Un beso.
maravilloso relato el de la mecedora familiar que pasa de padres a hijos y con ella los recuerdos de generaciones arropadas tan amorosamente en su balanceo.
Teresa
esa cómoda guarda tantos recuerdos que aunque algunos sean dolorosos es imposible desacerse de ellos porque forman parte de nosotros mismos
Muy buenos los dos relatos, no sabría decir cual me ha gustado más, la verdad es que este sábado he disfrutado sobremanera con todos ellos
Un beso de Mar
Aunque no me importa viajar en la baca ;=)), he publicado una nueva versión breve de mi relato, que ya se ajusta a las bases...
Me gustaría saber tu opinión.
Gracias por avisarme en marcha ;=))
Un abrazo.
Muchísimas gracias por tu conducción, ha sido un viaje muy divertido y entrañable...
¡Me alegro mucho de haberos conocido en este viaje... en la baca había una ventanita que comunicaba con el autobús ;=)))!!
Un abrazo y buen domingo, Teresa.
Los muebles, tambièn han sido la memoria. Basta una mirada despistada.
Es agudo, Teresa, me ha gustado.
Tèsalo
Me ha gustado mcuo este relato tuyo. Muy dulce. Has hecho que me conmoviera.
Por cierto... jo... no pusiste mi nombre entre los participantes de este sábado. ¿No llegó mi mensaje?... Bueno. He viajado igualmente, ¡aunque sin billete!
Muchos besos,
Susana
Como novato que soy en estos sábados literarios, os doy las gracias a todos por compartir estos momentos.
Un abrazo
Gracias.
Un besote.
Paola.
medi0 bes0.
Enhorabuena, Teresa.