Cuentos del Desván. Hoy me toca a mí.
Como ya he perdido la cuenta de los Cuentos del Desván que he publicado en el blog, y mientras repaso la lista para ver cuáles me faltan, hoy publico el mío, que era uno de los pendientes.
Ya sabéis que los Cuentos del Desván es un pequeño volumen que publicamos en Navidad parte de los compañeros del taller literario para dedicarle a nuestro profesor Ramón Alcaraz.
Hoy quiero aprovechar para dedicárselo también a Fernando, que ha tenido el valor de leerse todos mis cuentos, y ha decidido que este es su favorito.
MAR DE FONDO
©Teresa Cameselle
Al muchacho, Manuel, lo encontraron entrada la noche acuclillado bajo un saliente rocoso del acantilado. En sus manos amoratadas sujetaba la caña de pescar y la cesta cual si fueran lanza y escudo, mientras miraba al mar con ojos espantados. No dio explicaciones, solo afirmaba y negaba ante las preguntas.
El tío apareció tres días después, ni el mar lo quiso. Una ola lo escupió sobre una playa cercana una noche de tormenta. Allí quedó tendido, boca arriba, con las cuencas de los ojos vacías y la boca llena de algas.
La tía no lloraba, solo se paseaba por la casa haciendo tareas inútiles, murmurando frases inconexas. “Si es que había marejada” decía de repente, o “la mar es muy traidora”. De repente se detenía, miraba al muchacho con gesto alelado y le pasaba una mano por la espalda o por el pelo, “al menos no te llevó a ti”, musitaba, y seguía sus andares desordenados.
Con el tiempo justo para el funeral llegaron los padres de Manuel, que se habían visto obligados a dejar sus importantes trabajos en la ciudad. No supieron qué hacer ante el mutismo del hijo, así que se ocuparon de consolar a la viuda, que se empeñaba en ofrecerles café y en arreglarles una habitación para que pasaran la noche. La hija, Rosalía, tampoco hablaba, pero amanecía con el azul de los ojos desvaído de tanto llorar.
“Si es que a ella nunca le ha gustado el pueblo” decía el padre. “Pero no pueden pasarse el verano en la ciudad” se defendía la madre, “aquí la vida es más sana”. Entonces el padre miraba a Manuel y la madre se daba cuenta de lo cerca que habían estado de perder al hijo y callaba. “Pobre Gerardo”, dijo solo una vez, cuando estaban a solas en el dormitorio, “sé que nunca le dio buena vida a mi hermana, pero terminar de este modo...”.
Manuel se negó a ir al funeral. Cuando creyó que todos se habían ido se asomó a la ventana de su cuarto y miró hacia el cobertizo. Por un momento le pareció ver al tío Gerardo otra vez allí de pie, parado entre la hierba seca con el rastrillo en la mano, observando a Rosalía como un gato observaría a una paloma. Entonces comprendió el llanto de su hermana, los moratones en brazos y piernas, su silencio.
Rosalía se acerca por detrás y apoya una mano en el hombro de Manuel, él se sobresalta y la mira con ojos de pesadilla.
–Lo volvería a hacer –asegura, y ahora está viendo de nuevo el acantilado resbaladizo, ve al tío intentando sujetarse a las rocas, le ve caer...– Lo haría mil veces.
Comentarios
Teresiña, bellísimo relato, muy emotivo, suena a verídico. Y el chico, volvería a hacerlo, lanzarse a la mar para intentar salvar al tío. Lo haría mil veces, nunca olvidará esa imagen del hombre atrapado por la espuma.
Felicidades, hermoso cuento para el Desván ¿nos regalarás otros?un bikiño. natalí
Algún día, si tengo ánimos, explicaré algo que viví personalmente hace un año, nunca lo olvido, aquello acabó bien, pero, fue una vivencia angustiosa, algún día, la cuento...os parecerá increible.
Últimamente no me va muy bien el correo.
Tengo las fotos, sí, te lo dije en el correo.
Bicos.
ES TODO LO CONTRARIO, lo volvería a hacer el muchacho, EMPUJAR AL TÍO A LA MAR, POR DARLE MALA VIDA A LA ESPOSA...¿Acierto?
Un final mucho más dramático y terrible, bikiños, natalí
Pero se agradece el esfuerzo.
Outro bico.
Casi apoyo al chico, ese tío era un cerdo, miraba a su hermana como gato a la paloma, y le hizo más cosas, conque ni el mar lo quería y lo vomitó, mal bicho.
Bico y felicidades, bello y triste. natalí
Cada vez que se habla del libro de relatos que me regalastéis en Navidad me hacéis de nuevo un regalo, ya que son escritos que siento especialmente míos. Y tengo que seguir dando las gracias.
A ver si pronto nos hacemos ese mismo regalo todos y editamos otro libro.
Un abrazo,
Ramón
Un cuento muy marino, como le corresponde a una Región como la tuya (que visitaré el viernes próximo).
Un abrazo muy fuerte, junto a mi aplauso para este escrito.
Y otro premio por la paciencia.
Yo me apunto, Ramón, un libro al año no estaría nada mal.
Gracias, Celia, si te pasas por Ferrol y necesitas guía turística, avisa.
Besos para todos.
¿Sabes?El otro día fuí a una librería a comprar un libro; tecleé en el ordenador de búsquedas: "La hija del cónsul", le di a "enter" y apareció escrito en rojo y negrita: Autor-Teresa Cameselle. Y pensé: vaya...¿¿Se acostumbrará una a esto alguna vez??
Besitos
Y no, una no se acostumbra, jaja.
La primera vez que vi mi libro sobre la mesa de novedades de El Corte Inglés, me puse tan nerviosa que me di la vuelta y me fui corriendo a otra sección.
Ahora cuando lo veo, aquí siempre tienen un ejemplar en Supercor, o en la Biblioteca central, me sigue pareciendo un sueño.
Un beso.
Yo me quedé con la escena del chico, allí plantado en la roca, echandose sobre sus hombros la responsabilidad de su acción justiciera, que no justa; aunque el corazón nos dicta lo contrario.
Me quedo quedo con esa crítica sencilla que te hace Susana, ¡que bien escribes, hija...! " Bueno, y con el esfuerzo de Natalia :-))
Claro que entonces no tendríamos este relato que, con toda sinceridad te lo digo, está genialmente escrito!! :-))
Un abrazo, Teresa. Sin duda tienes muy buena prosa.
Assumpta, preguntas y te contestas, jaja, añado además que no puedes esperar una reacción lógica de un adolescente traumatizado.
Gracias Merce.
Besos para todos.
Del otro lado del charco, te envio un beso frío ( hace un calorrrr)
Florchi!
Bikiños
siempre que te visito me quedo cautivada por tus relatos. Mira que Lola es una asidua lectora tuya, se pasa por aquí a menudo y siempre me habla maravillas de ti, pero aún avisada y todo, siempre logras sorprenderme.
Un millón de gracias por tu comentario en mi blog, ya he subsanado el error.
Un beso grande.
Nieves
Xosé, me gusta esa idea de la mar justiciera, la mar, no el mar, sí.
Gracias Nieves, siempre es una alegría y un aliciente recibir tan buenas críticas.
Besos para todos.
Un abrazo,Teresiña.